En este artículo reflexiono sobre el impacto que las empresas familiares han tenido, y tienen, en el desarrollo económico de Centroamérica, destacando su contribución a la generación de empleo, la inversión local y la promoción del emprendimiento. Concluiré con una propuesta de tres claves para que sigan manteniendo un rol relevante en la región.
Las empresas familiares son un pilar de la economía de Latinoamérica, son una parte del tejido empresarial que se posiciona como un motor de producción para distintos sectores, impulsores de la generación de miles de empleos directos e indirectos, promotores de la implementación de nuevas tecnologías y metodologías innovadoras en nuestra región.
Y esta afirmación no es superflua, según datos del Índice de Empresas Familiares de EY y la Universidad de St. Gallen de 2023 las 500 empresas familiares más grandes del mundo están creciendo más rápido que la economía global. Ese dato se ve respaldado por los 8,02 billones de dólares que tienen en ingresos, por aportar entre el 60% y el 80% del producto interno bruto (PIB) y por contribuir con más del 70% del empleo formal de la región.
Las cifras nos demuestran la relevancia de las empresas familiares en el desarrollo integral de los países de la región, siendo un soporte económico y social, lo cual se ve complementado con iniciativas que contribuyen al aspecto medioambiental y comunitario. Pero además, estas organizaciones tienen características inherentes a su naturaleza que se deben tener en cuenta para comprender mejor los desafíos y oportunidades para seguir estando vigentes. Por eso hoy les comparto tres elementos que desde mi experiencia me ayudaron a entender este importante rol que tienen las empresas familiares en Centroamérica:
1 | La innovación es un motor empresarial
Según el estudio “Familias empresarias en América Latina: ¿Cómo aumentar el potencial transgeneracional?” de Credit Issue, la clave de la supervivencia de las empresas familiares es generar modelos de negocio que combinen innovación y tradición. Esto implica transformar los procesos internos constantemente en aras de fomentar un “círculo virtuoso”, en el que elementos como el emprendimiento, una rápida capacidad de adaptación y una predisposición positiva ante los cambios, sean los cimientos de un espíritu innovador.
En Progreso, tenemos la dicha de que nuestro fundador fue un pionero e innovador nato en el país y en la región. Ese es el legado que hoy seguimos construyendo para que más y nuevas generaciones sigan gozando de un ADN Progreso donde corre el espíritu innovador.
2 | Mantener el legado sin perder una cultura abierta al cambio
Si hay algo que todas las organizaciones deberían tener en común es una cultura de transformación constante. Pero en el caso de las empresas familiares, este tema se vuelve aún más fundamental porque tenemos la tarea de mantener el legado de nuestras generaciones pasadas, sin dejar de impulsar y potenciar la necesidad de ser flexibles para adaptarnos a los nuevos desafíos y tendencias empresariales. Este proceso varía de acuerdo al tamaño de la organización, y cada uno tiene sus propios desafíos, ya que en empresas pequeñas o medianas puede ser complicado porque no se tienen los recursos necesarios, mientras que en las grandes compañías se requiere de organización y un gran esfuerzo colectivo. Pero, no hay dudas que instaurar esta mentalidad de transformación va a representar una oportunidad de ser más competitiva, resiliente y rentable.
Por ejemplo, me alegra ser testigo que en Progreso año tras año hemos acumulado esfuerzos para hacer realidad una cultura de transformación propia y en constante evolución. Esto se ve reflejado en el desarrollo de nuevas unidades de negocio, en la mejora de iniciativas y/o proyectos, y en la mentalidad de cada uno de los colaboradores que formamos parte.
3 | Lograr la ejecución profesional de la visión familiar
Para lograr ejecutar la visión del negocio de manera óptima y eficiente es necesario tener en cuenta que tenemos la responsabilidad de conservar el carácter familiar de la empresa, pero también garantizar que exista una institucionalización que facilite el logro de los objetivos del negocio, delimitando funciones y roles específicas y que no perjudique los lazos familiares.
El establecimiento de un modelo de gobierno va a acompañar el proceso respecto a cuánta y cómo va a ser la participación de la familia en el desarrollo del negocio, haciendo posible la generación de valor sostenible e integral en el tiempo.
Seguro que muchas personas, antes de leer este artículo, ya sabían el importante impacto que tienen las empresas familiares en el tejido empresarial regional. Pero espero que mi experiencia en el tema haya podido ayudar a que otras que tal vez no tenían tanta conciencia de ello, puedan comprender la magnitud de su importancia. Creo firmemente en que la clave está en hacer de la empresa familiar, realmente una extensión de nuestra familia, compartiendo valores, conocimientos, sueños y metas. Nuestro éxito no se va a medir a través de cuánta riqueza económica generemos, sino por seguir traspasando el legado a las generaciones venideras y entregarlo en un mejor estado, con el fin de seguir teniendo un impacto positivo en la compañía, en la sociedad y en el país.