Hay una frase muy conocida que dice “los opuestos se atraen”, y yo añadiría que los opuestos se complementan, se enriquecen y se fortalecen. Estoy convencida de que teniendo esta perspectiva de diversidad e inclusión, podemos reconocerlas como fuentes de crecimiento y desarrollo. Sin embargo, aunque los beneficios de esta perspectiva son cada vez más evidentes, este es un mensaje que aún necesita generar un eco más fuerte y materializarse de forma concreta en muchas empresas en la región..
Desde mi infancia entendí que en la diversidad está la verdadera riqueza, y también sé que no es una tarea fácil de ejecutar. Si lo vemos en el ámbito personal y familiar, y desde mi rol de mamá, cultivar en la crianza ese sentido de aceptación de las diferencias es un reto. Al hacerlo, empujamos a los más pequeños a encontrar en lo desconocido algo que les dé seguridad para confiar, entendiendo que eso “diferente” no es necesariamente malo.
Y si nos referimos al ámbito profesional y corporativo, el desafío es aún más evidente. Como mujer profesional, abogada y parte de la industria del cemento y la construcción, he sido testigo de ello. Lamentablemente se mantienen muchos estereotipos, prejuicios y sesgos dentro de las organizaciones, que limitan la posibilidad de crecimiento de muchos miembros, así como el de la empresa y el sector. Por eso hoy quise explorar y compartirles un poco más de mi perspectiva y experiencia frente a este tema.
Según el estudio “Diversidad e Inclusión en las Empresas Costarricenses” realizado por Deloitte, las empresas con políticas y una filosofía inclusiva pueden hasta duplicar sus resultados financieros, son tres veces más exitosas en sus métricas de desempeño y son seis veces más innovadoras y ágiles. ¿Cómo empezar?
El primer paso, abrazar la diversidad
En la actualidad, la diversidad es pilar fundamental en el ámbito empresarial porque impulsa la innovación, favorece la creatividad y fomenta un entorno de trabajo dinámico, resolutivo y competitivo. Según la UNESCO, “la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos”. A pesar de lo que dicta la evidencia, en la región aún enfrentamos retos como la brecha laboral entre hombres y mujeres, que en el 2023 obtuvo una tasa de 51.8% para las mujeres y de 74.4% para los hombres, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En Progreso, desde hace varios años trabajamos para reducir esa brecha con ofertas competitivas que motiven a más mujeres a incorporarse a la industria del cemento y la construcción. Se trata de generar oportunidades en las que puedan aprender de sus áreas de interés y adquirir experiencia, y también aportar su talento en un contexto de condiciones laborales justas y equitativas.
En este camino apostamos por la diversidad de género, la generacional – una dimensión que también impulsamos proactivamente – y también la cultural. Nuestra expansión regional nos ha hecho dirigir más esfuerzos a este último asunto. Hemos reconocido las particularidades y necesidades de cada mercado para incluirlas y reflejarlas en políticas corporativas que materializan nuestro compromiso de hacer que los más de 5.000 colaboradores en la región se sientan parte de la Familia Progreso. Me entusiasma trabajar de la mano de los líderes en cada país para seguir fortaleciendo nuestra comunidad y llevar valor integral a todas nuestras operaciones.
En camino: la apuesta por la inclusión
Si bien entender y aceptar la diversidad es el punto de partida para crear entornos más saludables y equitativos, esta visión se debe complementar con otro elemento fundamental: la inclusión. Ser inclusivo implica involucrar a las personas garantizando que todas ellas gocen de las mismas oportunidades y los mismos derechos.
Les comparto un poco de cómo lo hacemos. Si hablamos de geografías, unimos a toda nuestra comunidad Progreso a través del programa “Líderes Covec”, una iniciativa que reconoce a aquellos colaboradores con vocación de servicio y gran potencial de liderazgo.
En materia de género, Inspira es un espacio diseñado para generar bienestar, desarrollo y capacitación para las mujeres fomentando el balance entre la vida familiar y profesional. Hasta el momento, este programa ha beneficiado a más de 1100 colaboradoras. Además, apostamos por contar con mujeres en puestos gerenciales y ejecutivos cada vez más, representando en el 2023 el 21.3% del total de puestos de autoridad y decisión (jefaturas y gerencias).
Hablemos también de los esfuerzos por incluir en la fuerza laboral a personas con discapacidad. Dos ejemplos revolucionarios son ¡Démosle CXANCE a la discapacidad! y la feria de empleo «Conectando Capacidades». En Progreso reconocemos el valor y la necesidad de participar e impulsar iniciativas como estas ya que contribuyen a la creación de modelos innovadores en este ámbito.
No tengo dudas de los beneficios de abordar un enfoque de diversidad e inclusión. Estos son tangibles y prometedores no sólo en términos financieros y reputacionales, sino también para la cultura organizacional y el desarrollo de los colaboradores. Para cerrar les comparto tres claves que desde mi perspectiva demuestran cómo estos dos elementos impactan y fomentan la innovación:
- Una colectividad hecha a base de las individualidades:
Un equipo conformado por personas con diferentes cualidades y características aporta diferentes perspectivas que enriquecen los espacios, abren diálogos y establecen vínculos que impactan positivamente en el ámbito profesional y personal.
- Soluciones diferentes para una variedad de necesidades:
El intercambio de opiniones y experiencias entre miembros de un equipo lleva a discusiones más ricas que se materializan en propuestas y soluciones que mejoran la oferta de productos y servicios que tiene la compañía.
- Nuevas oportunidades de negocio:
La innovación nace en la intersección de disciplinas. Esto significa puede dar como resultado la creación de nuevas áreas dentro de la compañía que den solución a distintas problemáticas. Una anécdota de Progreso es que así nació Progreso X; a partir de la identificación de una necesidad no satisfecha y con gran potencial de impactar positivamente el rumbo de la industria.
En las empresas y en la vida, la capacidad de innovar viene de la disposición para estar abiertos a las diferencias y explorarlas a través de la creatividad y la integración. Redefinamos nuestra cultura organizacional, valoremos a las personas por sus capacidades y no por sus características o por etiquetas. Si empezamos a construir desde el diálogo y la comprensión, podremos seguir caminando hacia una región más integrada, mejor valorada y con un potencial incalculable.